El Aprendizaje Colaborativo: Un ejercicio del Conocimiento
Compartido
Es
un lugar común en el mundo actual expresar que el hombre de hoy es
individualista, egoísta, poco solidario, incapaz de trabajar en equipo y de
poca práctica espiritual; quizás se deba, según algunos autores, a que vivimos en
la postmodernidad, donde somos muy materialistas, consumistas y omnipotentes. Muchas
de estas críticas apuntan hacia la educación tradicional, hacia los esquemas actuales
del proceso de enseñanza – aprendizaje que reproduce esquemas donde es de
importancia la competencia y el individualismo.
Ante
una educación que reproduce esquemas
individuales de aprendizaje, se contrapone el Aprendizaje Colaborativo, como un
proceso compartido de conocimiento, donde se desarrollan amplias oportunidades
para la tolerancia, el respeto, el pensamiento crítico, la creatividad, la
innovación, la autonomía y la autorregulación. A través del aprendizaje
colaborativo se refuerza al ser social, es decir, se robustecen los vínculos
entre las personas que les permitan desarrollarse en un ambiente social de
respeto, de aceptación del otro y de compromiso. Permite que el aula de clase
se organice en pequeños grupos o equipos heterogéneos, que potencia el
desarrollo individual y grupal y donde todos son importantes.
A
pesar de las bondades del Aprendizaje Colaborativo, no siempre se consiguen
condiciones para su desarrollo en las aulas de clases, ya que se privilegia
el aprendizaje individual y competitivo;
ante estas situaciones el papel del educador es fundamental, ya que debe ser él
el promotor, el impulsor, el animador de nuevos esquemas de enseñanza
aprendizaje. Una se pregunta: ¿si el Aprendizaje Colaborativo es una
alternativa metodológica dinámica y participativa, por qué encuentra
resistencia?, quizás la respuesta sea: por un tema de compromiso. El estudiante
no se compromete en el acto de aprender y desarrollar sus habilidades
personales e interactuar continuamente con sus compañeros de grupo. Pero
también pienso que el Docente puede jugar a no impulsar el Aprendizaje
Colaborativo, ya que implica trabajar más y mejor con los grupos, apoyarlos
para que mejoren su comunicación, superen conflictos, se animen a participar,
compartan información, construyan socialmente el conocimiento y se comprometan
con su aprendizaje y responsabilidades. Por lo tanto el Docente también tiene
que estar comprometido. En mi experiencia personal como Docente Universitaria
he tratado de cultivar este tipo de aprendizaje, la mayoría de las materias con
las cuales trabajo son de corte humanísticas, aspecto que favorece el trabajo
en grupos para el análisis, discusión, realización de documentos y defensas de
los contenidos.
Es
importante señalar que el Aprendizaje Colaborativo también se desarrolla en
ambientes virtuales, es decir, en estrategias de enseñanza aprendizaje a
distancia a través de las nuevas Tecnologías de Información y Comunicación. Estas
redes telemáticas facilitan la comunicación sincrónica: chat,
videoconferencias, tableros compartidos, entre otros.

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